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En el corazón de mi estirpe
Entreverada ya en la constelación literaria de las escritoras judeomexicanas, la voz lírica de Orli Guzik ha comenzado a abrirse paso en la consideración del lector, tras la publicación por esta casa editorial (Ediciones Eón) de sus dos libros anteriores, Más allá del portón de hierro y La húmeda suavidad del cáliz. Poemarios en los que un suave hálito de frescura expresiva se alía a la naturalidad de una escritura experimental, que da por resultado una poesía novedosa, portavoz de una clara y decidida vocación poética.
Este nuevo volumen de Guzik, En el corazón de mi estirpe, es una confirmación de lo anterior, ahora evidenciada por el tratamiento que da a un tema que ya se anunciaba en algunos de sus poemas anteriores: el “ser judío”. Sólo que sorpresivamente aquí el asunto clásico del desarraigo y la dispersión, el peregrinaje y el exilio, aunque sutilmente mencionados, no son contemplados desde la ominosa sombra de las penurias de la clandestinidad o la identidad reprimida. Por el contrario, y en ese sentido se trata de un libro atravesado por la felicidad, estos poemas, que en ocasiones hacen recordar la alegría de las jarchas mozárabes, y que en su informalidad –más que en su irregularidad prosódica– invitan a hacer una lectura moderna del libro, son versos en que la autora expresa la gratitud y amor hacia la tierra que recibió a sus antepasados, hacia el linaje de que es heredera, y muestran su orgullo por pertenecer a una tradición y al conjunto de mujeres que han logrado mantener una cohesión familiar y grupal y una trayectoria digna –pública y privada–. Son asimismo su contribución a la conservación de la memoria histórica judía, pero son sobre todo un conjunto de poemas hermosos que brillan más allá de los temas que tratan, en el recinto imperecedero e intangible de la poesía.
Sergio Mondragón